VÉLEZ DE ESCALANTE, Silvestre. Diary and Itinerary of Father Escalante. Bolton, Herbert E. (editor and translator) Utah Historical Society, Salt Lake City: 1950. Disponible en línea [https://www.americanjourneys.org/aj-106/index.asp]
PIKE, Zebulon Montgomery. Exploratory travels through the western territories of north America. Longman, Hurst, Rees, Orme and Brown paternoster-row. Londres, 1811.
FREMONT, Brevet Col. J. C. The exploring expeditions to the rocky mountains, oregon and california. Project Gutenberg. 2005.
Estos tres diarios son diferentes puntos de vista de exploradores en cuyos diarios se hace mención al Buenaventura. Las exploraciones de estos grupos de hombres comenzaron para buscar rutas comerciales a pie, pero también con la esperanza de encontrar un vía fluvial que conectase el interior de la parte norteamericana del continente con el océano pacifico, ya que si esta vía no era factible el único paso hacia el Pacifico era el Cabo de Hoors. En 1776 se realizó la primera expedición con Fray Vélez de Escalante. El 13 de septiembre de 1776 fue la primera vez que se divisó el famoso río Buenaventura, que más tarde daría pie a todo tipo de especulaciones. Es el 29 de septiembre cuando comienza la confusión. Cuando los frailes se alejan del río Buenaventura en dirección suroeste se topan con otro río y al preguntar de qué río se trataba a unos indios de la zona, les hacen pensar que se trata del mismo río que habían divisado unas leguas más al norte: el Buenaventura. Además les dan a entender que el río fluye más allá y llega a un gran lago salado. Los exploradores no creen el relato de los indios y denominan al río el Santa Ysabel. A pesar de que en los diarios el río figura como el Santa Ysabel, Miera, el cartógrafo de aquel grupo dibuja al Buenaventura fluyendo y desembocando en un lago, conectando el cauce del Santa Ysabel al Buenaventura y acogiendo el nombre de este último. Además advierte a Carlos III, rey de España, de que hay que explorar una posible vía fluvial hacia el Pacifico, ya que suponen que los indios confunden aquel lago salado con el mar. Es por eso que el río comenzó a tener salidas al Pacifico, extendiéndose por el desierto y escalando la Sierra Nevada para desembocar en la Bahía de San Francisco. Hubo varios cartografos menos atrevidos como Van Humbold, Zebulon Pike y Aaron Arrowsmith que solo lo dibujaron tal y como lo había hecho Miera, sin embargo otros se aventuraron a hacerlo fluir hasta el mar, como Sidney E. Morse, Henry S. Tanner y Finley. El río se convierte en objeto de especulación y Zebulon Pike indica el punto exacto de su desembocadura con el mar. Muchos hombres salen en su búsqueda, entre ellos John Charles Fremont, que finalmente desmiente su existencia.
Estos tres diarios forman parte de la narración, cogidos como citas directas de los documentos originales. Lo novedoso aquí es la voz del río, que se entremezcla con los voces de los exploradores en primera persona, como si de un diario se tratase. El río narra como poco a poco desplaza su cauce y huye de aquellos hombres.
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